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Panamá: panorama general


Panamá, un país pequeño con una población de 4,4 millones de habitantes, se encuentra ubicado entre el Mar Caribe y el Océano Pacífico, y comparte fronteras con Costa Rica y Colombia. Este país es reconocido por el Canal de Panamá, una maravilla de la ingeniería que conecta los océanos Atlántico y Pacífico. Aunque ha experimentado un crecimiento económico constante durante muchos años, Panamá todavía enfrenta una persistente tasa de pobreza, especialmente en las áreas rurales indígenas. Es importante destacar que Panamá es uno de los tres únicos países en el mundo con emisiones de carbono negativas, y más del 33% de su territorio está protegido, con esfuerzos en marcha para aumentar la superficie forestal.

Antes de la pandemia de COVID-19, la economía panameña crecía cuatro veces más rápido que la media regional, lo que llevó al país a ser clasificado como de ingresos altos. Desde 2014 hasta 2019, el PIB de Panamá registró un crecimiento promedio del 4,7%, mientras que la región de América Latina y el Caribe creció en promedio un 1,1% [1]. Sin embargo, en 2020, debido a la pandemia, el PIB se contrajo un 18%, la caída más significativa en la región.

Afortunadamente, en 2021 la economía de Panamá experimentó una rápida recuperación, con un crecimiento del 15,3% impulsado por altas tasas de vacunación, importantes inversiones y el aumento de las exportaciones de una nueva mina de cobre. Se espera que la economía continúe creciendo un 5,7% en 2023 y un 5,8% en 2024. El déficit fiscal se estima en un 3,0% y un 2,0% del PIB en 2023 y 2024, respectivamente. El sector de servicios, liderado por el comercio mayorista y minorista, el transporte, el almacenamiento y las comunicaciones, impulsa este crecimiento. Además, la construcción, la industria manufacturera y la minería también han desempeñado un papel importante en el desarrollo económico de Panamá. Durante el período comprendido entre 2011 y 2017, la construcción de megaproyectos fue el principal motor de crecimiento, destacando la ampliación del Canal de Panamá, el Aeropuerto Internacional de Tocumen, el Metro de Panamá y el auge inmobiliario en la Ciudad de Panamá. Sin embargo, este ritmo de crecimiento se redujo gradualmente, alcanzando el 4,6% entre 2015 y 2019 una vez que la mayoría de los proyectos concluyeron.

La pobreza aumentó durante la crisis de la pandemia, a pesar de los esfuerzos del gobierno por mitigar su impacto. En 2020, la tasa de pobreza alcanzó el 14,1%, un aumento de 2 puntos porcentuales en comparación con el 12,1% registrado en 2019 (a una paridad de poder adquisitivo de 6,85 USD al día). Se estima que sin el programa "Panamá Solidario", la tasa de pobreza habría sido 3,6 puntos porcentuales más alta en 2020, debido a los impactos significativos de la pandemia en el mercado laboral panameño, que se reflejaron en una tasa de desempleo del 18,5%.

Aunque se observó una disminución de la pobreza entre 2008 y 2019, esta sigue siendo más alta en las áreas indígenas en comparación con el resto de la población, lo que contribuye a la desigualdad. En 2019, mientras que la pobreza extrema (con un umbral de 3,65 dólares PPA 2017) entre la población no indígena y no afrodescendiente fue del 1,3%, entre los indígenas alcanzó el 18% para el mismo período. Asimismo, la tasa de pobreza (con un umbral de 6,85 dólares PPA 2017) para los Pueblos Indígenas en 2019 fue 6,8 veces mayor que la de los no indígenas.

Se espera que la pobreza siga disminuyendo con el tiempo y se recupere a los niveles anteriores a la pandemia para el año 2025, a medida que los mercados laborales continúen recuperándose. En 2022, la tasa de empleo alcanzó el 62,3%, y la tasa de desempleo se redujo al 9,9%, aunque aún no ha alcanzado los niveles de 2019. En este contexto, la tasa de pobreza para aquellos que viven con menos de 6,85 dólares al día fue del 13,3% en 2022. La focalización adecuada del programa "Panamá Solidario" sigue siendo crucial para reducir la pobreza y mejorar la eficiencia del gasto público.

Se prevé que la inflación, que puede afectar de manera desproporcionada a los hogares vulnerables, aumente en un 3,3% en 2023 a medida que expiren los subsidios a los combustibles y los alimentos, antes de converger al 2% en 2025.

En términos fiscales, se espera que Panamá continúe con la consolidación fiscal, cumpliendo con los objetivos de déficit establecidos por la Ley de Responsabilidad Fiscal y Social, lo que estabilizaría la relación deuda/PIB en un 59%. Panamá tiene un historial de disciplina fiscal, por lo que se espera que siga avanzando gradualmente hacia un déficit del 1,5% del PIB en 2025, según lo exigido por la Ley de Responsabilidad Fiscal y Social, mediante una combinación de medidas para aumentar los ingresos fiscales y reducir los gastos.

Con respecto a la protección ambiental, Panamá cuenta con uno de los porcentajes más altos de cobertura forestal en el mundo, con un 68% de su territorio total. Aproximadamente dos tercios de las áreas forestales se encuentran en territorios indígenas. En Panamá, las áreas protegidas y los territorios indígenas son los regímenes de tenencia más efectivos para prevenir la deforestación, y el país está cada vez más consciente de su papel en la conservación de los bosques y la lucha contra el cambio climático.

En resumen, para superar la crisis y lograr una reconstrucción sólida, Panamá debe centrarse en reformas institucionales que aborden las desigualdades de capital humano a largo plazo, cierren las brechas de género, fortalezcan las instituciones para garantizar una economía transparente y fiscalmente sostenible, y promuevan una recuperación económica inclusiva y ambientalmente sostenible.

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