Desde niños acostumbramos a nuestros hijos a comer de todo, menos saludable. Y como el sabor es algo adictivo, inconscientemente nos dejamos arrastrar por productos que al final nos conducen a largas y penosas enfermedades. El azúcar por ejemplo, es un veneno que a diario la ingerimos sin remordimiento, pero luego nos rebota con obesidad, diabetes, etc. Un humano no debe exceder los 30 gramos al día, pero esa cantidad solo la usamos para endulzar el café, mas la encontramos en los dulces, chocolates, frutas, etc. Sin darnos cuenta, ingerimos azúcar en cualquier alimento y con el tiempo, los resultados del daño que nos provocamos son casi irrecuperables. Es necesario que el problema se vea como un asunto de Estado, porque las diversas enfermedades causadas por el excesivo consumo de azúcar, nos impacta directamente en el presupuesto gubernamental y familiar. Se necesita un agresivo plan de campaña para que la gente comprenda lo que significa comer saludable. Aquí solo nos preocupamos por los daños irreversibles que causa el consumo del tabaco, pero no hacemos nada por la ingesta excesiva de azúcares. ¡Para qué decir que la diabetes está entre las principales causas de muerte en Panamá! Urge un plan de concienciación a nuestra sociedad, sobre el daño irreversible que causa el excesivo consumo de azúcar, pero esta campaña debe educar también cómo es comer saludable y qué beneficios nos traen para cuando lleguemos a viejos. Seguir como vamos, es seguir en el error. ¡Así de simple!
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